El primer hombre de Roma by Colleen McCullough

El primer hombre de Roma by Colleen McCullough

autor:Colleen McCullough [McCullough, Colleen]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1990-06-06T04:00:00+00:00


—¡Eso es obra de Marte y Belona, Cayo Mario! —exclamó Sila—. Un regalo de los dioses de la guerra.

—¿Marte y Belona? ¡No! Esto es obra de la Fortuna, Lucio Cornelio. ¡Nuestra amiga la Fortuna!

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Por cierto, una vez propuestos los plebiscitos, nada menos que Cneo Domicio Ahenobarbo —me imagino que considerándolo interés privado, ya que se las da de fundador de la provincia de la Galia Transalpina— intentó hablar desde la tribuna de los Espolones en contra del plebiscito y de tu nombramiento de cónsul in absentia. Bien, ya sabes lo coléricos que son en esa familia y lo arrogantes y llenos de genio que se muestran todos. Pues Cneo Domicio babeaba de rabia y cuando la multitud se cansó de oírle y le abucheó, ¡él quiso hacerla callar! Y yo creo que por tratarse de Cneo Domicio habría tenido bastantes posibilidades, pero algo falló en su cabeza o en su corazón porque se desplomó allí mismo muerto más tieso que un pollo. Eso apaciguó un tanto los ánimos, la Asamblea se levantó y la gente se fue a sus casas. Pero lo importante ya estaba hecho.

Los plebiscitos se aprobaron al día siguiente por la mañana sin que hubiese una sola tribu disconforme. Y así yo pude ponerme a organizar las elecciones. Y no perdí el tiempo, créeme. Con una cortés solicitud al colegio de tribunos de la plebe lo puse todo en marcha. A los pocos días habían elegido al nuevo colegio, con unos miembros muy aguerridos y mejores; me imagino que por tratarse de asuntos de guerra y de generales. Tenemos al hijo mayor del dolorosamente finado Cneo Domicio Ahenobarbo y al hijo mayor del dolorosamente finado Lucio Casio Longino. Tengo entendido que Casio se ha presentado para demostrar que no todos los de su familia son irresponsables asesinos de soldados romanos, así que te será de buena utilidad a ti, Cayo Mario. También está Lucio Marcio Filipo y, figúrate, un Clodio del numeroso clan de los Claudios Clodio. ¡Por los dioses, cómo se reproducen!

La Asamblea de las centurias votó ayer con el resultado de que, como decía líneas más arriba, Cayo Mario fue elegido primer cónsul por todas las centurias de la primera clase más todas las de la segunda clase necesarias para alcanzar el cómputo. A algunos viejos senadores les habría gustado bloquear tus posibilidades, pero es de dominio público tu condición de promotor honorable y sincero partidario de los negocios (sobre todo después de tu escrupuloso cumplimiento de todas las promesas que hiciste en África), y los caballeros votantes no han tenido remordimientos de conciencia ante minucias tales como las de presentarte al segundo consulado al cabo de tres años o de ser candidato a cónsul in absentia.



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